miércoles, 20 de marzo de 2013

La Gran Comisión y el Béisbol

 A mí me gusta el beisbol. Los dominicanos lo llevamos en la sangre. Más que un juego, cuando el nombre de nuestro país está por delante, es un asunto patriótico.

Sin embargo, en estos días de gozo, celebración, expectativas, incertidumbre a medida que cada juego del Clásico Mundial de Beisból pasaba, y el equipo de mi querido país, República Dominicana permanecía invicto, meditaba en las lecciones que podía aprender de este tiempo.

Muchos pensarán que el deporte, no es cosa de mujeres. Mis hermanos, Jhonnathan y Jasson estarán de acuerdo. puedo claramente recordar algunas ocasiones, vergonzosas para mí, especialmente un evento que me seguirá, conociendo a mis hermanos, hasta el día que llegue al cielo. En esa ocasión, tenía una actitud de demostrar, que yo sabía de beisbol y que no era una de esas muchachas ignorantes del deporte.

Eso, hasta que unos minutos más tarde,  les pregunté ¿porqué habían dos hombres del mismo equipo en primera (base)?. Después de reir durante un buen rato me respondieron: Ese es el coach de primera. ¡Dah¡ Eso fue hace quince años y todavía no me perdonan. Tal vez ahora que mi verguenza ha sido confesada de manera pública, ellos puedan sobrepasar la frustración. (Hasta yo me río cuando recuerdo el episodio)

Obviamente ahora puedo reconocer que no sé mucho del deporte. Sólo lo básico que me permita disfrutar un partido.

Algunas cosas que me gustaría compartir:

  1. Una meta común y clara
  2. Un equipo unido, sin complejos de super-estrellas (muchos cristianos deberíamos aprender de ellos)
  3. Una dirección 
  4. Humildad, desde el principio y hasta el final
  5. Honor a quién honor merece
El mundo ha estado observando. El mundo está observandoNOS. Más que el juego, el mundo está observando a los jugadores. Y de igual forma, el mundo está observando a los creyentes y qué tan en serio, estamos tomando el evangelio. 

Para nosotros esto no es un juego por el campeonato. Es representar al Rey de Reyes y Señor de Señores, su evangelio. En este mundo en donde sólo hay dos tipos de personas: enemigos de Dios e hijos de Dios, a nosotros, se nos ha sido dado "el ministerio de la reconciliación"(2 Cor 5:17)

Y todos en cada idioma y país que han seguido este evento, han tenido el mismo reconocimiento: Estos jugadores jugaron con corazón. No fue un grupo de millonarios, altamente talensos y ya reconocidos mundialmente por lo que hacen. Estos no fueron, un grupo de jugadores, los cuales por tener su futuro (de carrera y financiero) prácticamente asegurado, jugaron a medias. 

Todo lo contrario, ellos celebraron como niños, como si fuera una sorpresa y con gran humildad, cada hit, cada carrera, cada ponche del equipo contrario. Saltaron de alegría, gozo y emoción. 

Y yo sólo reflexionaba: Si la iglesia de Cristo, alrededor del mundo, celebrara cada devocional en privado con Dios, cada oración, cada momento de adoración corporativa, cada predicación, cada alma que por primera vez confiesa a Cristo, cada creyente que al partir con Cristo, termina su carrera fielmente y victorioso. Si nos amáramos y tratáramos con honra como estos jugadores trataron aún al equipo contrario, si defendiéramos el evangelio con el estudio, la práctica y la dedicación y pasión que ellos practicaron y defendieron cada jugada. Si esto ocurre, tal vez y sólo tal vez, el mundo reconocerá que El Dios Verdadero  a quién servimos, su nombre es verdaderamente proclamado y ellos reconocerán, tarde o temprano " que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre"(Ef 2:11)


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La forma apropiada de leer este blog, es con los ojos puestos en el orquestador, director y dador de la vida: DIOS. El es el centro. El es el Propósito. El es el Principio. El es el Final. Proclamar su nombre es nuestra meta.

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